sábado, 30 de marzo de 2013

Día 14: Las Vegas-Santa Mónica

Pues lo hemos conseguido, hemos llegado, ¡¡¡ Estamos en Santa Mónica  !!!!

La verdad es que ha sido un viaje muy duro. Habíamos leido mucho, habíamos visto muchos blogs y todo parecía estupendo, en ninguno había problemas, todo era goce y disfrute...

Nuestro viaje no ha sido así. Ha sido duro, muy duro. Hemos tenido suerte regular con el tiempo (sabíamos que era arriesgado hacerlo en marzo) pero es que o era en marzo o no era. Hemos tenido algun problema con las motos y, sobre todo, nos ha faltado tiempo, mucho tiempo. Dos semanas no es que sea poco es que es poquisimo si se quiere vivir la ruta, ver no ya todas sino las más representativas "escenas" de la ruta.

No obstante, y a pesar de todo, es una experiencia irrepetible (Vicente lo de irrepetible lo tiene clarísimo). Seguro que cuando estemos mas descansados, repasemos todas las fotos, recordemos todo lo hecho, nos parecerña increible....

Nos hemos levantado a las 7:30h (durmiendo otra vez muy poco) y peleado con todos los elementos para salir del hotel primero y de la ciudad después. Las Vegas es una magnifica ciudad para pasar unos días pero no para entrar ni para salir.

Hemos ido antes de irnos al famoso cartel de "Bienvenido a las Vegas" que es una foto imprescindible. Después ya hemos enfilado autopista hacia Barstow para reencontrarnos con nuestra querida y ya entrañable "Ruta 66".


Hemos comido en un restaurante emblemático de la ruta, el Peggy Sue's. Local de los años 60 atendido por camareras que debieron inaugurar el local pero que, como ya es costumbre, no pierden la sonrisa en ningún momento y se esmeran y esfuerzan por que estés satisfecho.





Tras la comida hemos conseguido recorrer nuestros últimos kilómetros originales de la Ruta 66. Ha sido una experiencia de despedida muy agradable pues nos ha evitado hacer muchos kilómetros en medio de un tráfico tremendo y, a su vez, disfrutar de la tranquilidad de las carreteras ya en desuso.

Hemos disfrutado durante unos largos minutos de "The bottle tree ranch". Un insólito "bosque" realizado fundamentalmente con estructuras metálicas y botellas de vidrio pero que se combinan con los más insospechados artefactos: escopetas, campanas, máquinas de coser, teléfonos... Un innumerable conjunto de cachivaches que hacen del lugar algo muy especial y donde todos ellos combinados con el viento producían curiosos y melódicos sonidos.




Queríamos hacer la entrada a Los Ángeles de la manera más tradicional posible pero se nos ha echado el tiempo encima. Había oscurecido y estábamos todavía a 120 km del destino así que decidimos que era el momento de llegar de la manera más rápida posible. Conectamos el GPS y a la autopista.

Cruzar Los Ángeles, por la noche, en moto es algo bárbaro (de las emociones "fuertes"). Los coches adelantando por derecha e izquierda, todos ellos rápido...110 Km de autovías de 4 ó 5 carriles. Yo he tenido suerte porque he contado con la ayuda del GPS y tenía referencia de lo que quedaba pero a mis compis se les ha hecho eterno (y peligroso) por el tráfico y por el mal estado de la carreteras (asfalto mil veces "reparado").

Y a eso de las 21:00h hemos llegado. Sí otra vez unas doce horas de camino para hacer, hoy, 514 km.

Tras tomar tomar la habitación que temíamos reservada enfrente del pier hemos "corrido" a hacernos la foto con la señal (una de las tres) que indican el final de la ruta 66.


Una reparadora cena en el Bubba Gump que está enfrente y copazo (no muy bien servido) de rigor en uno de los locales próximos han hecho que finalicemos el día reconfortados en lo físico ya que en lo moral ya lo estábamos desde que llegamos al hotel de Santa Mónica.




1 comentario:

  1. Como ya ha hemos terminado la Ruta puedo contar algo que me tenía muy callado: el viaje ha resultado bastante más peligroso de lo que me había imaginado.
    El día de la tormenta lo pasamos bastante mal pero la entrada hoy en Los Ángeles ha sido angustiosa. Llegar a una ciudad con este asfalto (se iba continuamente la moto por el mal estado del mismo) y conducir durante más de una hora con esta tensión es una experiencia IRREPETIBLE para mi.
    La Ruta 66 es maravillosa pero doy un consejo al que esté interesado en hacerla: los Mustang descapotables son una pasada y son, con diferencia, el mejor medio de transporte para realizarla. Sé que esta opinión no es compartida por mis compañeros de Ruta pero si algún día os animáis, y sois tan moteros como yo, os recomiendo el Mustang de color rojo.
    La semana que viene iré otra vez a comprar el pan con mi Harley: es el unico riesgo que volveré a asumir en moto.
    Un abrazo para todos los que han ido leyendo diariamente este blog y nos han enviado su apoyo.

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